LA EXCLUSION SOCIAL DEL ENFERMO MENTAL




A. LOZANO
Gerente de Proines. Coordinador de FEAFES-Extremadura

El devenir de las personas con enfermedad mental ha sido un camino incierto, repleto de infortunio y de desdicha; desde tiempos remotos, la sociedad, ha tratado de apartar de la Comunidad a aquellos que por diferentes razones manifiestan conductas atípicas, a los que son diferentes; De este grupo de personas, quienes más han sufrido los efectos de tal exclusión han sido las personas con enfermedad mental.
La exclusión social de este colectivo llega a tener soporte legal, en nuestro País, en el año 1822 con la Ley de Beneficencia, que establecía que el hospital de locos estaría siempre separado del resto de los hospitales y que estos se situarían fuera de la ciudad en lugares alejados.
La estigmatización y el rechazo social ha perdurado hasta nuestros días, la sociedad en general sigue manteniendo su concepto erróneo de que el enfermo mental es alguien a quien hay que tener recluido, apartado de la sociedad y que las medidas de mejora para su tratamiento y recuperación tienen que pasar por la necesaria reclusión para el descanso y seguridad de todos, además, los poderes públicos, en muchas ocasiones, siguen manteniendo su criterio acerca del enfermo mental como alguien irrecuperable y como consecuencia alguien en quien no merece la pena invertir, otra razón por la que la patología mental es la peor tratada.
En Extremadura, por muchas y diferentes razones que seria largo de explicar, nos hemos quedado atrás en cuanto al resto de las Comunidades, quizás sea por eso que, con demasiada frecuencia la historia de nuestros pueblos se une, desafortunada e injustamente, a la imagen del enfermo mental, como prototipo de una sociedad anclada en el tiempo, donde el enfermo mental representa la incapacidad de la sociedad para acoger a los que son diferentes, a los que son el producto inevitable de los hechos de la vida y de la incapacidad para enfrentarse a ellos, (“los santos inocentes”, “el crimen de puerto hurraco”).
No obstante, a partir de los procesos de reforma psiquiátrica llevados acabo en distintos lugares de nuestro planeta y en España concretamente, desde 1985, a través de la Comisión Ministerial para la reforma siquiátrica y posteriormente con la Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad que dedica el Capitulo 3 del Titulo Primero a la Salud Mental se abre un nuevo campo de atención a los enfermos mentales crónicos que deberá ser en el marco comunitario y obliga a las Comunidades Autónomas a tomar parte activa en su desinstitucionalizacion y su integración social creando los recursos necesarios para ello.

En los últimos años se han puesto en marcha una serie de Recursos en nuestra Comunidad para paliar estas carencias, siendo los Centros de rehabilitación psicosocial los más notorios, además de los recientes Pisos y el Centro Residencial de rehabilitación de Cáceres que se abrirá próximamente, sin embargo todavía mas de 1.000 personas con enfermedad mental siguen viviendo en los dos hospitales psiquiátricos que todavía existen en nuestra comunidad, prueba palpable de nuestra escasez de recursos y que dicha cadena de recursos esta incompleta. Sin olvidarnos de los que están recluidos en su propio domicilio, sin posibilidad alguna de integración, a falta de los recursos comunitarios de corte social, convirtiendo a las familias en cuidadores perpetuos y haciendo de cada casa un mini hospital (las estadísticas dicen que el 85% de los enfermos mentales viven con sus familias y no están integrados).
Tendremos que tener en cuenta también que la enfermedad mental crónica, es por encima de todo una enfermedad discapacitante, que coloca al individuo que la padece en desventaja en relación con los demás miembros de la sociedad, incluso en desventaja con otros grupos de discapacitados.
En Extremadura existen 8.859 personas discapacitadas por trastorno mental (datos C. Bienestar Social año 2.000), lo que representa el 11,4% de toda la población discapacitada de nuestra Región. De estas casi 9.000 personas, un tanto por ciento muy elevado tiene una calificación de mas del 65%, dándole la oportunidad de recibir una pensión no contributiva de 270Euros mensuales,(unas 45.000 pesetas), el resto ni siquiera eso, sin contar con todos aquellos que no han llegado a pasar el pertinente reconocimiento, que no sabemos cuantos son, pues en Extremadura no existe aun estudio que nos pueda decir con seguridad cuantos enfermos mentales hay
Por otro lado la tasa de desempleo general, en el grupo de personas discapacitadas por trastorno mental, alcanza el 85% del colectivo.
La Precariedad, además, no sólo es económica, sino de recursos y de alternativas, encaminadas a proveer a las personas con enfermedad mental de los suficientes recursos y el apoyo comunitario necesario, para favorecen su mantenimiento en la comunidad y fomentar su integración activa y normalizada en la misma.
Mientras que se ha progresado y trabajado arduamente en la eliminación de las barreras arquitectónicas que impiden la integración de los discapacitados físicos, no podemos decir lo mismo en cuanto a las barreras sociales que dificultan la integración de las personas discapacitadas por un trastorno mental.
Desde la promulgación de la Ley General de Sanidad, (Ley 14/1986), y su Capitulo tercero, de la Salud Mental, se han llevado a cabo intentos de mejora para abordar la atención, tomando como base el modelo Comunitario, sin embargo la reforma siquiátrica no ha llegado a Extremadura y el modelo comunitario no se ha implantado plenamente.

• De todo esto se deduce que es necesario poner en marcha y articular una serie de medidas que garanticen la integración y combatan la precariedad y la exclusión social de las personas afectadas por un trastorno mental, sin olvidarnos de las familias de los afectados, que sufren igualmente esta situación.



• La Constitución Española recomienda a los poderes públicos que promuevan las condiciones para que la igualdad entre todos los ciudadanos sea real y efectiva.

• La Plena Integración de las personas afectadas por una patología mental se ha de abordar desde el punto de vista de los derechos humanos, y no desde un punto de vista caritativo, es responsabilidad de toda la sociedad y en particular de los poderes públicos garantizar estos derechos, nuestra legislación y las medidas de acuerdos internacionales sobre los derechos humanos así nos lo exigen.

• Es necesario cambiar el concepto erróneo que la Sociedad mantiene acerca del enfermo mental y esto es imposible sin medidas encaminadas a la información y al conocimiento de esta patología y sus repercusiones sociales, difícilmente vamos a aceptar a las personas con enfermedad mental como compañeros de trabajo o como vecinos de nuestro bloque si seguimos en esta situación de desinformación y falsos conceptos.

MEDIDAS PARA ABORDAR LA EXCLUSIÓN SOCIAL
Dando por hecho de que habrá de acometerse de forma urgente la aplicación de la Ley general de sanidad del año 86, y el Plan de Salud Mental para Extremadura…………………, y reconociendo que aun mejorando la atención sanitaria y creando una adecuada red de recursos, esto no nos garantiza que la precariedad y la exclusión social del enfermo mental se erradiquen, precisamente por todo lo comentado hasta ahora, es decir por el componente altamente social que la problemática de este colectivo conlleva y el estigma que le acompaña, se hace urgente y necesario llevar a cabo las siguientes medidas:

1. Campañas de Sensibilización y Concienciación continuadas, con la implicación plena de la administración y el movimiento Asociativo de familiares y pacientes. Adoptar medidas que garanticen la necesidad de llegar a todas las capas y esferas sociales y en especial a los jóvenes en edad escolar, universitarios, formación profesional, etc., debería formar parte de su educación, para adoptar actitudes positivas y aumentar la aceptación de los más débiles como muestra de una Sociedad moderna que acepta la discapacidad por trastorno mental como una diferencia mas que como una deficiencia.

2. Medidas legislativas y políticas que garanticen la protección legal de las personas con Enfermedad Mental. En algunos países, las medidas legislativas y las sentencias de los tribunales han contribuido considerablemente a reducir la discriminación.

3. Prestación económica igual al salario mínimo interprofesional. Para aquellas personas que su patología, y el grado de discapacidad que conlleva, le impida acceder a un puesto de trabajo. La autosuficiencia económica es indispensable para garantizar la integración social, la falta de poder adquisitivo ha contribuido enormemente a la marginación y exclusión social de este colectivo.

4. Garantizar el derecho de acceso a la educación superior y a la formación profesional de igual calidad. Poniendo a disposición los recursos y el apoyo necesario para facilitar a estas personas la plena participación y desarrollo en dichas actividades.



5. Garantizar el derecho a vivir independientemente en la comunidad en lugar de tener que vivir en un establecimiento. Los días, de reclusión del enfermo mental han terminado(o deberían…), el Manicomio hace tiempo que demostró su ineficacia como recurso para tratar al enfermo de forma integral y garantizar su integración, de manera que seguir manteniéndolo en las condiciones actuales es ir contra la Ley General de Sanidad Tenemos la obligación de garantizar el derecho de estas personas a vivir en la comunidad utilizando, en caso necesario, servicios de ayuda, para garantizar una vida digna y de calidad.

Para conseguir todo esto, para mover la losa que recae sobre el enfermo mental, para conseguir que su vida sea más digna, más normalizada y más humana se necesitan dos grandes palancas:
Inversión pública
Sabiendo que invertir en salud mental no quiere decir solo invertir en sanidad, sino en otros aspectos que están seriamente implicados como la educación, el trabajo, la vivienda, el bienestar social, etc., y que son imprescindibles para el tratamiento integral de las enfermedades mentales, lo que quiere decir mas claramente que en Extremadura, y desde que las respectivas Consejerías asumieron sus competencias, todas ellas tienen responsabilidades en este asunto, y al día de hoy la mayoría no las están cumpliendo.
Acción social
Sin movimiento social cualquier causa esta perdida, ninguna palanca se moverá si nosotros no hacemos fuerza; Los políticos y cualquier política de financiación, no se mueven por inercia se mueven por presión, y para que el concepto que la sociedad tiene del enfermo mental cambie y el estigma desaparezca se necesita un movimiento pro-salud mental fuerte y en eso estamos la federación extremeña de familiares y enfermos mentales (FEAFES-EXTREMADURA), creando una federación fuerte capaz de combatir el estigma, la precariedad y la exclusión que sufren las personas con enfermedad mental.
Este movimiento pro-salud mental necesita contar con aliados, fundamentalmente con aquellos que sufren las consecuencias de la Discapacidad, colectivos hermanos que están en la misma línea, en la misma lucha, y que en su día decidimos aglutinarnos en el Comité Extremeño represente de las Personas con Discapacidad, CERMI, este Comité deberá velar por la defensa de los intereses de todos sus miembros, por igual, y saber que si por cuestiones históricas y sociales, ajena a su voluntad, el colectivo de personas con enfermedad mental es de los mas desfavorecidos de los mas excluidos, habrá que hacer un esfuerzo extraordinario para eliminar, también, esa barrera que no es arquitectónica, que no es física, pero que es tremendamente importante y mucho mas difícil de erradicar porque forma parte de nosotros mismos de la sociedad en general y de su forma de ver y aceptar al enfermo mental.
Es cierto que Extremadura ha crecido y progresado en los últimos años, y que todo el movimiento que se ha creado alrededor de la Discapacidad ha tenido momentos importantes y ganado algunas batallas, también las personas con enfermedad mental para las que se han
creado algunos recursos en la comunidad que faciliten su integración, y hemos celebrado nuestro año Europeo y cada año
en nuestra Región celebramos el “Día Mundial de la Salud Mental” y comprobamos como aumentan los Recursos y crece el movimiento asociativo pro-salud, sin embargo, todavía, y con demasiada frecuencia, nos llegan tristes noticias sobre hechos calamitosos relacionados con las personas con enfermedad mental y sus familias, que nos recuerdan tiempos ancestrales que nada deberían tener que ver con una Sociedad moderna y pluralista en los comienzos del siglo XXI.
Todos los extremeños tenemos competencias en este asunto y nuestro modo de actuar en el futuro dirá mucho acerca de nosotros sabiendo que:
“La manera de Afrontar la Enfermedad, la invalidez y el cuidado definen a las sociedades y a sus representantes Políticos.”
Y que:
“La Dignidad y el Coraje de una Sociedad se miden por el modo como acoge la Marginación y la Locura.”

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